Nuestro compromiso en el Día de la SGI, 26 de enero
El presidente de la Soka Gakkai, Minoru Harada, hizo pública la siguiente declaración el 26 de enero de 2024.

Hoy, 26 de enero, comienza el año del quincuagésimo aniversario de la Soka Gakkai Internacional (SGI), fundada en 1975.
En esa histórica fecha, el presidente Daisaku Ikeda concluyó su discurso exhortando así a los miembros:
En lugar de vivir buscando la alabanza personal o la propia gloria, espero que dediquen su noble existencia a sembrar las semillas de la Ley budista en todo el mundo. Yo haré lo mismo.1
[El presidente Ikeda] promovió resueltamente la creación de una cultura de paz a través de la solidaridad en el nivel ciudadano.
Desde ese día, él no cesó de trabajar en la primera línea de nuestro movimiento para impedir que se repitiera la trágica historia de las dos guerras mundiales. Dialogó con líderes e intelectuales de numerosos países para contrarrestar, desde la perspectiva espiritual del budismo, el agravamiento de las divisiones y de los conflictos en el mundo. Y, al mismo tiempo, promovió resueltamente la creación de una cultura de paz a través de la solidaridad en el nivel ciudadano.
Con ese fin, el presidente Ikeda llevó a cabo más de 1600 diálogos con expertos y personalidades destacadas de todo el orbe, unos ochenta de los cuales se publicaron en forma de libro. El primero de ellos, fechado en 1972, fue su intercambio con el conde Richard Coudenhove-Kalergi (1894-1972), conocido como el padre de la integración europea.

El presidente Ikeda conoció al conde Coudenhove-Kalergi en 1967, en plena escalada de la guerra de Vietnam. A partir de entonces, ambos conversaron en varias ocasiones. Este último advirtió que, si continuaban las divisiones y fracturas en el mundo, nada podría impedir una tercera guerra mundial, que causaría la hecatombe de toda nuestra civilización humana. Tras ello, señaló: «Solo una nueva ola religiosa podría detener esta tendencia y salvar a la humanidad. En vista de ello, la Soka Gakkai es una gran esperanza».2
Creo que hizo esa declaración porque sintió el profundo compromiso del presidente Ikeda, determinado a trabajar y a viajar incansablemente para hacer realidad el ferviente deseo de su mentor, Josei Toda: erradicar el sufrimiento de la faz de la tierra.
En La sabiduría del «Sutra del loto» se menciona un episodio que pone de relieve el trasfondo de ese compromiso. En 1964, cuando el presidente Ikeda estaba escribiendo su disertación sobre La selección del tiempo, el mundo seguía convulsionado tras la crisis de Berlín de 1961 —acaecida un año después de que él asumiera la tercera presidencia de la Soka Gakkai— y la crisis cubana de los misiles de 1962.
Puesto a redactar ese texto, se esforzaba con alma y vida por extraer de cada palabra y frase de Los escritos de Nichiren Daishonin el espíritu de Nichiren como reflexión y advertencia para el mundo contemporáneo. En eso, llegó al pasaje que dice: «en Jambudvipa, estallarán luchas y disputas, peores a todo lo que el hombre haya conocido jamás».3 Algunos de los líderes del Departamento de Estudio, con los cuales él estaba analizando este pasaje, sugirieron que esas palabras podían interpretarse como una alusión a una tercera guerra mundial. Pero el presidente Ikeda rechazó tajantemente esa interpretación:
Si ocurriera una tercera conflagración global, la humanidad entera sería exterminada por las armas nucleares. ¿Qué necesidad hay de que la población humana se vea sometida a tormentos más crueles y horribles que los que ya ha tenido que sufrir? Si, como budistas, dejamos que esto suceda, estaremos actuando con una abominable falta de amor compasivo. Decidamos, ya mismo, que cuando el Daishonin habla de «luchas y disputas, peores a todo lo que el hombre haya conocido jamás», se estaba refiriendo a la Segunda Guerra Mundial. Pase lo que pase, no podemos permitir que estalle una tercera. […] Logremos decididamente el kosen-rufu, el sueño de una felicidad y una paz duraderas para todos los seres humanos.4
Fiel a esta convicción, en 1974 viajó por primera vez a la China y a la Unión Soviética, un año antes de que se fundara la SGI. Inmediatamente después de retornar de la China, en junio, comenzó los preparativos para ir a la URSS. Y a pesar de las opiniones en su contra instando a reconsiderar su idea, sumado a las fuertes críticas por visitar países comunistas, la decisión del presidente Ikeda se mantuvo imperturbable.
La razón por la que pienso viajar a la Unión Soviética, es porque quiero hacer todo lo que esté a mi alcance para impedir una tercera guerra mundial. Por tal motivo, viajaré a este país cuando termine mi visita a la China y, después, me dirigiré a los Estados Unidos. Como emisario de Nichiren Daishonin, iré provisto con una filosofía pacifista de reverencia a la vida, decidido a levantar el telón de una época de paz en bien del mundo.5

Sin dejarse intimidar por las controversias, y en medio de las crecientes tensiones de la Guerra Fría, el presidente Ikeda concretó su primera travesía a la Unión Soviética en setiembre de 1974 y, en diciembre de ese mismo año, visitó la China por segunda vez. Luego, el 6 de enero de 1975, viajó a los Estados Unidos, donde presentó en la sede de las Naciones Unidas una petición avalada por diez millones de firmas recogidas por los miembros de la División de Jóvenes de la Soka Gakkai, donde se reclamaba la abolición de las armas nucleares.
El 26 de enero de 1975, participó en la reunión inaugural de la SGI en la isla de Guam, un sitio donde se habían librado feroces combates durante la guerra del Pacífico. Tras la fundación de la SGI, aceleró sus iniciativas para transmitir al mundo mensajes de paz.
En un discurso que pronunció en la reunión de la sede central para responsables celebrada en noviembre de ese año en Hiroshima, insistió en la necesidad de que los Estados se comprometieran a no ser los primeros en detonar armas nucleares, viendo en ello una de las prioridades para lograr la abolición completa. En mayo de 1978, elevó una propuesta al primer período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Desarme (SSOD-I), en la cual reiteró su llamamiento a prohibir a cualquier país la fabricación, el almacenamiento, los ensayos y el uso de armas nucleares, con miras a erradicar estos arsenales definitivamente de la faz de la tierra. En efecto, el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN) que entró en vigencia en enero de 2021, está íntegramente alineado con aquel llamamiento temprano de nuestro maestro.
En junio de 1982, también dirigió una propuesta al segundo período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Desarme (SSOD-II). Y en enero de 1983 escribió la primera de sus propuestas anuales de paz en ocasión del Día de la SGI. A partir de ese año hasta 2022, elaboró y presentó un total de cuarenta de estos informes.
La primera propuesta de paz se centró en la amenaza de las armas nucleares; desde entonces —y a la par de tratar cuestiones globales como la prevención de conflictos, los derechos humanos, los problemas medioambientales y humanitarios—, la prohibición de armas nucleares ha sido un tema recurrente año tras año, con numerosas sugerencias concretas para despejar el camino hacia su abolición.
El presidente Ikeda abogó sistemáticamente por un tratado que prohibiera los arsenales nucleares. No solo lo hizo en cada una de sus propuestas de paz, sino también en cada oportunidad que tuvo a su alcance. Concomitantemente con ello, las Naciones Unidas aprobaron el TPAN el 7 de julio de 2017.

El 14 de agosto de ese mismo año, en el septuagésimo aniversario de su primer encuentro con el señor Toda, el presidente Ikeda expresó sus reflexiones sobre la aprobación de dicho tratado:
A la hora de formular mis propuestas específicas para la abolición de las armas nucleares, otorgué importancia especial a los siguientes cuatro puntos:
- Promover la solidaridad en la sociedad civil para expresar voces de oposición a las armas nucleares.
- Subrayar la naturaleza absolutamente inhumana de las armas nucleares en todo debate sobre la abolición.
- Urgir a que se aprueben acuerdos internacionales destinados a erradicar los arsenales nucleares dentro del foro de las Naciones Unidas.
- Asegurar que, en el espíritu fundamental de todo acuerdo de esta índole, se reflejen las voces de los hibakushas, las víctimas de las armas nucleares.
Desde que, en 2007, se implementó su propuesta de crear una Década de los Pueblos para la Abolición Nuclear, la SGI ha emprendido actividades de vasto alcance con el fin de crear una red ciudadana de trabajo por la paz. También ha colaborado en proyectos y seminarios junto a la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN) y a otros grupos de propósitos afines. En este contexto de constantes esfuerzos de la comunidad internacional por promover actividades en consonancia con los cuatro puntos mencionados, se adoptó el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN) con el voto a favor de 122 Estados.
Como discípulo de presidente Toda, sentí una satisfacción y un orgullo indescriptibles ante este logro histórico que me ayuda a cumplir el juramento hecho aquel día, junto a mi mentor, en el estadio Mitsuzawa (donde el señor Toda anunció su proclama para la abolición de las armas nucleares). Está previsto que la firma del TPAN comience en la apertura de la sesión de la Asamblea General en setiembre, el mismo mes en que celebramos el sexagésimo aniversario de la proclama del presidente Toda.6
Trabajaremos junto a personas y organizaciones de pensamiento afín para hacer realidad un mundo sin armas nucleares, un mundo sin guerras.
Desde el mismo instante en que el señor Toda formuló dicha declaración, el presidente Ikeda trabajó denodadamente para hacer realidad sus principios, enarbolando el espíritu de la lucha conjunta y unida entre maestro y discípulo. Esta convicción se evidencia en las palabras finales de la que resultaría ser su última propuesta de paz, en 2022:
[L]a naturaleza inhumana de las armas nucleares no se limita a las consecuencias catastróficas de su uso. Por mucho que aspiremos a un mundo y a una sociedad mejores, por larga que sea nuestra lucha en pos de ello, todo perderá sentido en el instante en que empiece un intercambio de misiles nucleares. La realidad de la era nuclear es que obliga a todo el género humano a vivir, constantemente, a merced del peor, el más absurdo, el más incomprensible peligro imaginable.
El compromiso de la SGI de abolir las armas nucleares se remonta a la proclama que formuló Josei Toda en 1957. En medio de una intensa carrera armamentista entre los países poseedores de estos arsenales, la Unión Soviética había efectuado, un mes antes, un ensayo exitoso de un misil balístico intercontinental (ICBM); con ello, había creado una nueva problemática en que todas las regiones del mundo quedaban expuestas a la posibilidad de un ataque de esta índole.
En vista de esa dura realidad, Toda recalcó que el uso de estas armas por parte de cualquier Estado era un mal absolutamente condenable, y expresó su ira ante la lógica implícita que justificaba su posesión: «Quiero exponer y arrancar de cuajo las garras que se ocultan en lo profundo de las armas nucleares».
Recuerdo, como si fuera ayer, la indignación de mi maestro frente a la naturaleza inhumana de estos arsenales, que podían arrebatar a cada persona el significado y la dignidad de su vida, y extinguir por entero el fruto de todo el quehacer humano. Como discípulo suyo, resuelto a plasmar su visión de manera fehaciente, sentí en lo más profundo de mi ser esa misma ira legítima.
Convencido de que el destino del género humano no podría transformarse sin resolver el problema de las armas nucleares —mal fundamental de la civilización moderna—, he tratado de manera sistemática esta cuestión en todas mis propuestas anuales desde 1983 y he trabajado por su proscripción definitiva y total.
La SGI se compromete a seguir desarrollando ideas y propuestas para resolver los diversos retos que hoy mantienen en vilo a la humanidad.
Varias décadas después, ha entrado en vigor el TPAN, un tratado que coincide en principio con la proclama de Josei Toda, y está por celebrarse la primera reunión de sus Estados partes. Hemos llegado, por fin, a una etapa crucial en las gestiones para la abolición de las armas nucleares, la meta tan largamente ansiada por los hibakusha del mundo, las víctimas de los bombardeos de Hiroshima y de Nagasaki, de los ensayos y el desarrollo de estas tecnologías bélicas, y la mayoría de los habitantes de este planeta.
Llevar a término esta tarea es la forma de cumplir nuestra responsabilidad ante el futuro. Con esta firme convicción, la SGI seguirá promoviendo y expandiendo las redes solidarias de la sociedad civil, con especial foco en los jóvenes, para crear una cultura de paz donde todos podamos gozar del derecho a vivir con seguridad genuina.7
Compartamos con otros estas palabras, que no solo expresan los valores centrales de la misión asumida por la Soka Gakkai en la sociedad, sino también el juramento que hemos hecho al presidente Ikeda de trabajar juntos para lograrlo.
Estos pasajes de su última propuesta de paz —junto con su llamamiento en la reunión inaugural de la SGI—, sumados a la idea de la competencia humanística elaborada por el presidente Tsunesaburo Makiguchi y a la proclama del señor Toda para la abolición de las armas nucleares, serán los cimientos permanentes del movimiento pacifista de la Soka Gakkai. Sobre estas bases, trabajaremos junto a personas y organizaciones de pensamiento afín para hacer realidad un mundo sin armas nucleares, un mundo sin guerras.

La SGI se compromete a seguir desarrollando ideas y propuestas para resolver los diversos retos que hoy mantienen en vilo a la humanidad, como la abolición de los arsenales nucleares y la prevención de los conflictos bélicos, la protección ambiental, la vigencia universal de los derechos humanos, el tratamiento del cambio climático y otras cuestiones humanitarias.
El presidente Ikeda citó en una oportunidad las siguientes palabras del señor Toda, que lo habían inspirado a mantener el laborioso desafío de escribir propuestas de paz año tras año:
Sería importante presentar propuestas orientadas a la paz y tomar iniciativas para su aplicación concreta.
Aunque, tal vez, no sea posible ponerlas en práctica de manera inmediata o en todo su alcance, ellas pueden ser una «chispa» que, como un reguero de pólvora, encienda un gran movimiento de paz. Los planteos teóricos alejados de la realidad no dejan de ser abstracciones impracticables. En cambio, las propuestas concretas brindan un marco para transformar la realidad y proteger los intereses de la humanidad.8

Como discípulos del presidente Ikeda, todos y cada uno, sigamos las huellas de los tres presidentes fundadores en su marcha de paz y de humanismo. Y como abanderados de una cultura de paz, plenamente consagrados a cumplir nuestro cometido, transformemos la trágica historia de sufrimiento humano y difundamos una fuerte red solidaria que una a los pueblos de cara al futuro ilimitado.
- *1Véase La nueva revolución humana, vol. 21, cap. «La SGI».
- *2Véase SATO, Koichi, Shashin: Ikeda Daisaku o ou (Diario fotográfico de Daisaku Ikeda), Tokio: Kodansha, 1969, pág. 97.
- *3La selección del tiempo, en Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2020, pág. 567.
- *4IKEDA, Daisaku, et al.: The wisdom of the Lotus Sutra: A discussion (Conversaciones sobre la sabiduría del Sutra del loto), Santa Mónica, California: World Tribune Press, 2000, vol. 1, pág. 166.
- *5Véase La nueva revolución humana, vol. 20, cap. «Camino de amistad».
- *6IKEDA, Daisaku: Uketsugareru heiwa no kokoro: Gensuibaku kinshi sengen to Kanagawa (Heredar el espíritu de la paz: Kanagawa y la Proclama para la abolición de las armas nucleares), del Seikyo Shimbun, 8 de setiembre de 2017.
- *7IKEDA, Daisaku: «Transformar la historia humana: Un haz de luz hacia la paz y la dignidad», págs. 27-28. Disponible en línea: https://www.daisakuikeda.org/es/assets/files/2022-propuesta-de-paz.pdf (Fecha de acceso: 29 de enero de 2024).
- *8Véase La nueva revolución humana, vol. 30, cap. «El juramento».